Cristián Saieh

Otra mirada al discurso de los bingos

Cristián Saieh Mena Socio Puga Ortiz Abogados, Director Programa Negociación UC

Por: Cristián Saieh | Publicado: Jueves 26 de julio de 2018 a las 04:00 hrs.
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Revuelo causaron las desafortunadas palabras del ministro de Educación respecto de las instalaciones en mal estado de los colegios y la conveniencia de organizar bingos para su reparación.

Respecto del fondo de lo expresado -lo aclarado por él: dejar el asistencialismo-, pocos personeros de gobierno y ninguno de la oposición han señalado que lo que importa es dejar de lado el rol del Estado, ya que es una cuestión impopular en el Chile de hoy y, desde luego, debatible, especialmente con las modificaciones a la legislación de educación realizadas en el gobierno anterior. Estas fueron justamente en el sentido asistencialista indicado, dejando a la acción estatal la primera responsabilidad y prioridad, relegando la iniciativa privada.

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Aun así, sigue siendo un tema discutible. La forma de lo que se comunica es lo que no es debatible. Veamos qué dicen la teoría de sistemas y la de la comunicación al respecto.

La primera entiende que el sistema de personalidad y el sistema social son diferentes: uno está formado por pensamientos, lo que realmente creemos en nuestro fuero íntimo; el otro, por comunicaciones, que es lo que expresamos. No es posible tener acceso a los pensamientos del otro, salvo que los transforme en comunicaciones. Ésta es la razón de las dificultades de la comunicación y provee una explicación de por qué muchas veces generan suspicacias y rechazo algunas de las expresiones que vertimos.

En efecto, la primera dificultad que debemos superar al comunicarnos es la de ser entendidos, lo que implica la necesidad de expresarnos con claridad, en términos de la información que se quiere compartir y en el modo en que se la da a conocer. Por esto, si la persona que ha comunicado algo, al darse cuenta de que se equivocó, insiste en que lo que dice fue mal comprendido y que no pretende engañar, probablemente genere más desconfianza, que es lo que sucede con el ministro Varela.

La sinceridad es una sensación o representación en sí incomunicable que debe demostrarse en la práctica, lo que implica consistencia y tiempo, las cuales han jugado en contra del ministro Varela. Son ya tres desaguisados: los campeones, las pequeñas humillaciones y ahora los bingos. Así las cosas, la sospecha y la desconfianza ya se instalaron en relación con las reales posiciones de la autoridad de Educación y, como su conducta y comunicaciones han sido consistentemente inapropiedas en materia de cuestiones tan sensibles como la educación sexual, el trato en el género y ahora el rol del Estado en materia de infraestructura de establecimientos educacionales, es poco lo que puede hacer para revertirlo.

Aquí hay una buena lección para todos. Nuestro sistema social está construido de comunicaciones, no de pensamientos, por lo que debe cuidarse siempre que lo queremos decir sea consistente con lo que queremos expresar.

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